miércoles, 16 de enero de 2008

Animales políticos

Lo consiguió. Después de meses de angustia y de pelear como gato panza arriba, su nombre no sale en las listas. Ha quedado fuera y lo celebra con elogios y promesas de trabajo por el partido. Atrás quedan las maniobras internas para evitar su participación en lo que se supone será una debacle electoral pese a que ahora diga que nunca entró en las quinielas. Llega el momento y todo está en su mano. Se quedará en Valencia para supervisar su relevo y, si acaso, un posible asalto a la Generalitat. Y es que, aunque parezca increíble, ya suenan las campanas para Camps como mesías del PP mientras ella se frota las manos. Si se cumplen los pronósticos, el Palau está a tiro de piedra y seguro que esta vez no se le escapa.
Faltan algo más de dos meses para que el humo de las elecciones se disperse pero Barberá lo tiene todo calculado. La pugna de Gallardón y Aguirre le beneficia. Es más, lo sabe y la promueve. Con suerte, un amigo de Alicante me pagará una cena en breve.

Para mi alter ego

Sé a ciencia cierta que no lo leerá pero este post es para ella. Porque aunque no lo sepa es la persona más extraordinaria que me he encontrado a lo largo de mis 30 años de existencia. Porque es lo mejor. Porque es la reencarnación de lo que más he querido en mi vida. Porque cada día echo más de menos nuestras xarradas nocturnas en el balcón de Jesús.
Es, sin duda, con quien más momentos de alegría he compartido en la vida y también con quien más he sufrido. Somos, aun sin pretenderlo, almas gemelas o así lo entiendo yo. Nos parecemos como gotas de agua incluso en lo físico. Es mi bien más preciado y sé que debo cuidarla como tal aunque a veces no lo haga como debiera.
Me gustaría decirle que aunque se vaya lejos no dejaré de quererla nunca pero jamás me he atrevido a transmitírselo en persona. Por eso aprovecho este espacio, el mío, para hacerlo: Te quiero, no cambies nunca.

domingo, 13 de enero de 2008

Habas contadas

Comienza el año como acabó el anterior, con dudas. La incógnita lo envuelve todo. No sé si voy por el buen camino. De los cambios propuestos en el anterior post no llego a estar del todo convencido. Cambiar mi personalidad llegada la treintena me parece una faena imposible. Modificaré algo para poder asumir más responsabilidades pero son muchos años para pretender ser otro. Esto es lo que hay, son mis cartas y tampoco soy de echarme faroles (Bueno, un poco sí). Siempre critiqué que otros intentaran alterar lo que eran y ahora me miro en el espejo y veo exactamente lo que cuestionaba de los demás. Por eso, el nuevo propósito será tranquilizarme y volver a ser yo. La paciencia es una virtud que nunca he tenido y que ahora me hace falta como el agua.
Por lo demás, las dudas se reparten por igual. En lo político, mi voto está por decidir. No me convence ninguna de las opciones más o menos decentes, así que creo que me encamino hacia la papeleta en blanco. Lo del Ministerio de la Familia me parece de chiste y los últimos anuncios de Zapatero le alejan definitivamente de los principios sociales que su partido trata de sostener en sus siglas. Nada de nada. Cada vez hay menos esperanzas de que aparezca alguien decente por quien merezca depositar un voto en la urna.
En lo profesional, también regular. Demasiado esfuerzo y poca recompensa. Páginas y páginas y nada que destaque. Es verdad que hacer algún suplemento que otro me da un poco de oxígeno porque puedo hacer lo que me apetece pero no es suficiente. Necesito más y sé que el esfuerzo debe de venir de mí.
Esto es lo que hay pasadas las primeras semanas de enero. Cada día es más acuciante la sensación de que sigo un camino que se desdibuja a cada paso, donde doy todo lo que tengo y parece que nunca es suficiente. No es una excusa para abandonar los propósitos marcados a principios de año, sólo es que estoy triste. Espero que se me pase pronto.