jueves, 28 de febrero de 2008

Fallas y olé!

Llegamos a marzo y no me siento con fuerzas para mantener eso que algunos llaman 'pulso' informativo. Me pueden las Fallas. Queda nada para que no se pueda aparcar y que moverse por la ciudad implique toda una aventura. Nos esperan calles sucias, trabajo sin descanso y ruido por todas partes. Desde hace años trato de pasar de puntillas por esta época del año y nunca lo he conseguido. El trabajo me obliga a quedarme y estar al frente de la batalla. Cuando cualquier persona daría un brazo por estar en el balcón del Ayuntamiento, a mí me dan calámbres sólo de pensar que me toca volver a subir y hacer el paripé.
Mi pareja de baile juega en mi contra. Le gustan y las vive. Ve cosas que yo nunca comprenderé y le admiro por ello. No sé cómo lo hace pero consigue transformar la fiesta en algo artístico y disfrutarla. Sólo queda una, aprender de él y sobrevivir, que no es poco.

sábado, 23 de febrero de 2008

Tiempos difíciles

No es buen momento para menearse. Se lo repito constantemente a mis amigos en lo que respecta a cuestiones laborales. La cosa pinta malita y hay que agarrarse a lo seguro. La reflexión la extiendo a mi propia persona, aunque no me apetece demasiado cumplirla. Quizás ha llegado la hora de pensar en nuevas posibilidades pero mi economía no está para virguerías. Algo me dice que van a venir tiempos difíciles (no catastróficos, pero sí complicadillos) y no quiero que me pillen en mala posición. Tampoco es cuestión de dejarse llevar y apalancarse en una posición incómoda. La cosa es nadar y guardar la ropa y, a partir de hoy, me pongo manos a la obra. Necesito encontrar algo que me haga feliz en lo profesional y compense las ingratitudes del periódico. He pensado en seguir la senda de algunos compañeros y lanzarme a escribir. Quizás, no sé. Estoy hecho un lío.

martes, 19 de febrero de 2008

Para mi compañero de baile

Hastío y resurrección

El regreso de la incertidumbre me ha descubierto lo afortunado que soy. Y es que, a veces, los baches revelan tesoros que difuminan por completo las amarguras.
Te quiero.

martes, 5 de febrero de 2008

Terroristas de boina y 'petit point'

Desde pequeño me había hecho la idea de que la vida personal de los terroristas debía de ser la de hombres duros, la de gente acostumbrada a matar por cualquier cosa. El temor me hacía sospechar que su existencia estaba más cerca de la de aquellos gánsteres de novela negra que de la de un tipo normal que se va a trabajar cada mañana. Sin embargo, poco a poco y año tras año, ese estereotipo se ha ido disipando. Primero porque no resulta creible que un tipo duro, un tío malo de verdad, aparezca leyendo un comunicado tapado con un pasamontañas y con una boina calada hasta donde se supondría que debía de tener las cejas, a lo Manolo el del bombo. La imagen provoca risa más que temor. No hay más que ver dos intervenciones suyas en el telediario para observar que sus exposiciones son la defensa de unos paletos de unas tradiciones ridículas. Lo que en cualquier parte del país sería una costumbre avergonzante, ellos lo exhiben como símbolo de la identidad de un pueblo.
Pero la imagen que ha tirado al suelo por completo el estereotipo infantil del terrorista como tipo duro ha sido la incautación de la Guardia Civil de un emblema de ETA en 'PETIT POINT' en la casa del portavoz de Batasuna Pernando Barrena. Sin palabras. Me resulta inverosímil imaginar a uno de los líderes políticos de la organización terrorista sentado junto a un brasero bordando una serpiente enrollada en un hacha para después sentarse con sus compinches a trazar un atentado.
En definitiva y como dice un amigo, los nacionalismos no dejan de ser una recuperación de costumbres por absurdas que sean. No tiene nada de moderno pese al aura de libertad con el que pretenden impregnar a tradiciones como cortar un arbol de un hachazo, levantar una piedra o calarse una boina hasta las cejas. Quizás en vez de presentarse como víctimas deberían salir un poco más del pueblo y ver mundo.