domingo, 13 de enero de 2008

Habas contadas

Comienza el año como acabó el anterior, con dudas. La incógnita lo envuelve todo. No sé si voy por el buen camino. De los cambios propuestos en el anterior post no llego a estar del todo convencido. Cambiar mi personalidad llegada la treintena me parece una faena imposible. Modificaré algo para poder asumir más responsabilidades pero son muchos años para pretender ser otro. Esto es lo que hay, son mis cartas y tampoco soy de echarme faroles (Bueno, un poco sí). Siempre critiqué que otros intentaran alterar lo que eran y ahora me miro en el espejo y veo exactamente lo que cuestionaba de los demás. Por eso, el nuevo propósito será tranquilizarme y volver a ser yo. La paciencia es una virtud que nunca he tenido y que ahora me hace falta como el agua.
Por lo demás, las dudas se reparten por igual. En lo político, mi voto está por decidir. No me convence ninguna de las opciones más o menos decentes, así que creo que me encamino hacia la papeleta en blanco. Lo del Ministerio de la Familia me parece de chiste y los últimos anuncios de Zapatero le alejan definitivamente de los principios sociales que su partido trata de sostener en sus siglas. Nada de nada. Cada vez hay menos esperanzas de que aparezca alguien decente por quien merezca depositar un voto en la urna.
En lo profesional, también regular. Demasiado esfuerzo y poca recompensa. Páginas y páginas y nada que destaque. Es verdad que hacer algún suplemento que otro me da un poco de oxígeno porque puedo hacer lo que me apetece pero no es suficiente. Necesito más y sé que el esfuerzo debe de venir de mí.
Esto es lo que hay pasadas las primeras semanas de enero. Cada día es más acuciante la sensación de que sigo un camino que se desdibuja a cada paso, donde doy todo lo que tengo y parece que nunca es suficiente. No es una excusa para abandonar los propósitos marcados a principios de año, sólo es que estoy triste. Espero que se me pase pronto.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Así que no eres farolero. Leer para creer! Animate Toledo y vente a saltar en paracaídas para cambiar la perspectiva. Yo, al menos, voy a ver si me funciona.

Peter Parker dijo...

Pues no te digo nada, trampero de connecticut!!! A ver si me animo, aunque en paracaidas seguro que no, que soy demasiado cagón para cambiar tanto...

Anónimo dijo...

Estar triste no es malo, lo malo es estarlo siempre. Pero un poco, puf, pues como todos. Ánimo!