miércoles, 3 de octubre de 2007

En el borde del precipicio

Convertir un falso aviso de bomba en noticia es un error y de los gordos. Lo saben hasta los estudiantes de primero de facultad. Pues bien, parece que algunos compañeros no acaban de aprenderse la lección. A falta de una noticia de verdad que vender, el intento de periodista en cuestión comenzó a pregonar a voz en grito que tenía una exclusiva (otra más), reclamando protagonismo en mitad de la redacción. Se había caído una casa en el centro y, además, como novedad, aportaba que alguien había reivindicado un hipotético coche bomba en los alrededores. Bendecido por las autoridades, pretendía obviar o minusvalorar el derrumbe en favor de la no noticia. Me tuve que morder la lengua para no soltarle un exabrupto y explicarle un par de cosas.

La información es siempre muy delicada y la de sucesos más aún. No hace falta buscarle tres pies al gato para equivocarte. Publicas algo con la mejor de las intenciones y al final lo que has escrito acaba por no ajustarse a la verdad. A veces simplemente es cuestión de un pequeño matiz que rompe la estructura. Nos sucede a todos. Por eso siempre hay que intentar hilar muy fino aunque no siempre se consiga. Pero lo de este chico raya lo indecente. Sencillamente, se limita a pregonar cuestiones sin confirmar o sin ningún tipo de base. He pasado por esa sección y sé lo duro que es llevar el día a día. Eso, sin embargo, no le excusa. La presión es igual para todos y hay determinadas cosas que no se deben consentir. Al final, alguien impuso cordura y evitó el desastre: La no noticia fue relegada a la nada y la información salió medianamente correcta.

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