martes, 11 de septiembre de 2007

Un psiquiatra, por favor

Veo las previsiones y no salgo de mi asombro: Rafa Rubio convoca una rueda de prensa para poner los puntos sobre las íes en el asunto de la Copa América que lleva a maltraer al Gobierno, al Consell y al Ayuntamiento. Vuelvo a mirar y me froto los ojos. No, no alucino, eso seguro; Hace semanas que no fumo. Compruebo que no se trata de una errata. Efectivamente, no es un error. Cada vez estoy más confundido. ¿En qué quedamos? ¿Dónde está Carmen Alborch? ¿Rubio no iba a ser el sacrificado en aras de una revolución de talante llegada desde Madrid? Echo mano del exceso de trabajo para justificar la ausencia. No hay manera. Sólo han pasado tres meses desde que Carmencita aterrizó en la casa consistorial y ha tenido más vacaciones que la propia alcaldesa (lo que ha provocado mil y un chistes entre los miembros del equipo de Gobierno). Pregunto en el grupo socialista pero nadie sabe darme una respuesta. O al menos fingen no saberla.

Lo que yo creo es que la locura se ha adueñado de las filas socialistas y que la debacle electoral no ha sido la causa sino la consecuencia. Nada de lo que hacen en esa casa de un tiempo a esta parte tiene ni pies ni cabeza. Nadie impone una nota de cordura y me cabe la duda de que Pla tenga la culpa de todo porque las llamadas apuestas de Zapatero han sido de traca, la propia Alborch o Etelvina Andreu, cuya propuesta estrella para tumbar al Alperi más casposo era recuperar los serenos de la etapa franquista. Mientras tanto, los más capaces se pudren arrinconados en el banquillo como Juan Soto en Valencia o Carmen Sánchez Brufal en Alicante. Por favor, que alguien llame a un psiquiatra, que tiene trabajo de sobra en Blanquerías.

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